Ordeño la vida cada mañana,
al salir el sol.
De muy buena gana
tomo con cuidado la ubre de mis sueños
y acompasadamente exprimo,
viendo salir gotas de esperanza.
No me impaciento ante la lentitud del acto.
Y mientras rezo por la única verdad que orienta mi vida,
el fondo del tazón se llena
y me dispongo a repartir el fruto del ordeño,
el cual, rápidamente se disipa,
ante los ojos expectantes que llenan la alborada.
Y así, mañana a mañana
transcurre mi existir.
Entre ordeños e ilusión,
Tomo con cuidado la ubre de mis sueños
y acompasadamente exprimo viendo salir gotas de esperanza
gotas que alimentarán las raices de mis razones de vivir.
Este espacio es simplemente una excusa para escapar de lo cotidiano, para buscar la libertad de expresar... sin ataduras, falsos prejuicios... o condicionantes auto impuestos
Bienvenidos.....Los estaba esperando
viernes, 31 de octubre de 2008
martes, 2 de septiembre de 2008
Inventamos, erramos o tomamos decisiones
La vida, en un porcentaje nada despreciable, es producto de las decisiones que tomamos para poder vivirla. Por lo tanto, cuando vamos a tomar una decisión, debemos reflexionar con mucho cuidado sobre las consecuencias que tendrá en nuestras vidas y en las vidas que pueden ser afectadas a partir de las mismas. Una vez tomadas las decisiones, debemos creerlas en el corazón y sostenerlas con la voluntad. De esta manera seremos congruentes con nuestras acciones y persistentes ante las múltiples barreras que pretenderán hacernos desistir.
Ahora bien, esta recomendación estratégica por demás, muy pocas veces es factible asumirla al pié de la letra, en la dinámica real de la vida. Muchos de los acontecimientos cotidianos nos exigen asumir decisiones de manera instantánea, azarosa, abrupta en ocasiones, pero generalmente esperanzados y visualizando el éxito fortuito, o por lo menos, no previendo fracasos. Más que en lo pertinente de la decisión, valoramos el riesgo de arriesgarnos. Muchas veces, la intuición, la inventiva, o experiencias previas orientan, en cuestión de segundos, decisiones trascendentales, En otras ocasiones, las presiones se dan ante decisiones que habían permanecido en suspenso, en el viaducto del tiempo, relegadas en segundos planos, escondidas detrás de múltiples excusas, en espera del momento adecuado, pero el tiempo se agota. Entonces, asumiremos posibilidades paradójicas, sin analizar mucho sus consecuencias. O lo que pudiera ser más grave aún, cuando la posibilidad de tomar decisiones se agotaron, por lo tanto, las consecuencias son un hecho irrevocable. Vendrán entonces las odas a la mea culpa, o sua culpa,
Realmente, esto de decidir, no es un mero acto mecánico de selección entre múltiple respuestas o un proceso, igualmente mecánico de deshojar margaritas. Las decisiones son parte inevitable de las actividades humanas. En el afán de prepararnos para dar respuestas acertadas, establecemos técnicas, conjunto de pasos para el buen proceder, que funcionan como ejercicios en situaciones de laboratorio, pero se entumecen, dejan de fluir ante la realidad. Tal vez un cambio importante en la esencia humana se centra en la actitud favorable a encontrar en los problemas una forma de aprovechar las múltiples oportunidades de cambio que ofrecen y no simplemente en la urgencia de resolverlos para reencontrar el status quo en el cual nos sentimos cómodos.
Como decidir y sentirnos satisfechos, independientemente de los resultados… esa es la cuestión.
Ahora bien, esta recomendación estratégica por demás, muy pocas veces es factible asumirla al pié de la letra, en la dinámica real de la vida. Muchos de los acontecimientos cotidianos nos exigen asumir decisiones de manera instantánea, azarosa, abrupta en ocasiones, pero generalmente esperanzados y visualizando el éxito fortuito, o por lo menos, no previendo fracasos. Más que en lo pertinente de la decisión, valoramos el riesgo de arriesgarnos. Muchas veces, la intuición, la inventiva, o experiencias previas orientan, en cuestión de segundos, decisiones trascendentales, En otras ocasiones, las presiones se dan ante decisiones que habían permanecido en suspenso, en el viaducto del tiempo, relegadas en segundos planos, escondidas detrás de múltiples excusas, en espera del momento adecuado, pero el tiempo se agota. Entonces, asumiremos posibilidades paradójicas, sin analizar mucho sus consecuencias. O lo que pudiera ser más grave aún, cuando la posibilidad de tomar decisiones se agotaron, por lo tanto, las consecuencias son un hecho irrevocable. Vendrán entonces las odas a la mea culpa, o sua culpa,
Realmente, esto de decidir, no es un mero acto mecánico de selección entre múltiple respuestas o un proceso, igualmente mecánico de deshojar margaritas. Las decisiones son parte inevitable de las actividades humanas. En el afán de prepararnos para dar respuestas acertadas, establecemos técnicas, conjunto de pasos para el buen proceder, que funcionan como ejercicios en situaciones de laboratorio, pero se entumecen, dejan de fluir ante la realidad. Tal vez un cambio importante en la esencia humana se centra en la actitud favorable a encontrar en los problemas una forma de aprovechar las múltiples oportunidades de cambio que ofrecen y no simplemente en la urgencia de resolverlos para reencontrar el status quo en el cual nos sentimos cómodos.
Como decidir y sentirnos satisfechos, independientemente de los resultados… esa es la cuestión.
viernes, 11 de julio de 2008
Ya no te busco
Ya no te busco amor
entre las sombras de la esperanza
que adormece, mustia y avejentada
Ya no persigo con vehemencia, tu rastro amado,
alimento divino de mi alma
ahora incolume, digna y solitaria.
Se han dispersado, en la calle del olvido
las últimas estelas del posible encuentro
y lanzo al viento. sus postrimeras cenizas.
Mis manos ya no dibujan tu cuerpo etéreo,
calla el grito de mi boca lacerada,
mis ojos, ya sin luz, son solo cuencas vacias.
Ya no te busco, amor ajeno
en el infinito poder del universo,
o en la pobredumbre del dolor humano .
Mi cama vacía, bloquea tu espacio
y declara FIN en tu esquela
como las últimas letras de una historia inconclusa.
a esperar que inicies tu búsqueda piadosa.
Apenas cortos vuelos de gabiota errante,
me alejaran del nido que te espera
para trazar vestigios del camino que te llevará a mi vera.
entre las sombras de la esperanza
que adormece, mustia y avejentada
Ya no persigo con vehemencia, tu rastro amado,
alimento divino de mi alma
ahora incolume, digna y solitaria.
Se han dispersado, en la calle del olvido
las últimas estelas del posible encuentro
y lanzo al viento. sus postrimeras cenizas.
Mis manos ya no dibujan tu cuerpo etéreo,
calla el grito de mi boca lacerada,
mis ojos, ya sin luz, son solo cuencas vacias.
Ya no te busco, amor ajeno
en el infinito poder del universo,
o en la pobredumbre del dolor humano .
Mi cama vacía, bloquea tu espacio
y declara FIN en tu esquela
como las últimas letras de una historia inconclusa.
Ya no te busco, caudal de hombre
que no encuentras mi manantial de mujer que espera
para solo perfumar tu amante hombria
Ya no te clamo, amor perdido.
Solo me sentaré, en el lugar de nuestro encuentro,a esperar que inicies tu búsqueda piadosa.
Apenas cortos vuelos de gabiota errante,
me alejaran del nido que te espera
para trazar vestigios del camino que te llevará a mi vera.
sábado, 17 de mayo de 2008
Mis fantasías necesitan independencia
Busco un lugar en la tierra donde liberar mis fantasías. Quisiera fuese un lugar especial, que no las aniquilara con el tiempo, que respetara su historia y su esencia “filística”. Un lugar con un poco de mística divina y algo de brisa terrenal. que de vez en cuando las acariciara o las arrullara, al son de un soneto irlandés. Mis fantasías están acostumbradas a las escalas de grises, por lo tanto, la falta de color no sería un inconveniente. Lo que no podría resistir es la ausencia de música, el silencio total.
Hoy, el sol se encuentra a mi espalda y la sombra de mis ser se proyecta con delineado estático, haciéndome dudar sobre la trayectoria de mis pasos futuros. Si doy un giro y obligo al astro rey a darme la cara, quemará mis pupilas con su resplandor, mostrándole su poder. Si me acoplo a su decisión, mi más íntima esencia se volverá cosmos para huir de la imposición. Por lo tanto, aunque pueda perderme, que no se pierdan mis fantasías, que no se desvanezcan en la tierra del nunca jamás. Mis fantasías fueron construidas con tanta ilusión, con tanta esperanza, con tanto orgullo, que no sería justo para ellas un final absoluto, ruin, mezquino.
Por lo tanto, reitero mi necesidad o, para ser mas precisa, la necesidad de mis fantasías, de buscar su propio espacio de existencia, Mientras tanto, muy de vez en cuanto, me alimento de ellas, me aferro a su magnificencia, me regodeo en sus ínfulas de realeza y me reencuentro con mis sueños, que yacen, adormitados en la penumbra de la rutina, que no es mas que la rutina de la responsabilidad.
Hoy, el sol se encuentra a mi espalda y la sombra de mis ser se proyecta con delineado estático, haciéndome dudar sobre la trayectoria de mis pasos futuros. Si doy un giro y obligo al astro rey a darme la cara, quemará mis pupilas con su resplandor, mostrándole su poder. Si me acoplo a su decisión, mi más íntima esencia se volverá cosmos para huir de la imposición. Por lo tanto, aunque pueda perderme, que no se pierdan mis fantasías, que no se desvanezcan en la tierra del nunca jamás. Mis fantasías fueron construidas con tanta ilusión, con tanta esperanza, con tanto orgullo, que no sería justo para ellas un final absoluto, ruin, mezquino.
Por lo tanto, reitero mi necesidad o, para ser mas precisa, la necesidad de mis fantasías, de buscar su propio espacio de existencia, Mientras tanto, muy de vez en cuanto, me alimento de ellas, me aferro a su magnificencia, me regodeo en sus ínfulas de realeza y me reencuentro con mis sueños, que yacen, adormitados en la penumbra de la rutina, que no es mas que la rutina de la responsabilidad.
martes, 29 de abril de 2008
La muerte tiene su propio paradigma
Agazapada se encuentra la muerte, entre el miedo y la angustia, sentimientos humanos que no la perturban. No conoce razones ni responde a pedidos, solo actúa, por los siglos de los siglos, de forma autómata, rígida, con un mandato divino tajante. Su rutina de acción es siempre la misma: interviene, ejecuta y luego, se moja de llanto, de lamentos, de dolor que desgarra el alma humana del que no ha muerto. Es entonces cuando la muerte le da una razón de ser a la nada, lugar donde un millón de millones de noches, configurarán la orientación mortuoria de la no vida, o quizás, en cuestión de segundos terrenales, le dé el único y verdadero sentido a la vida: la transformación, el mundo prometido, la verdadera felicidad, la cual evidentemente, se ubica en el mañana, en el mundo del nunca jamás. La promesa que alienta la vida, con sus luces y penumbras que barnizan la esperanza de la eternidad¿Como me arriesgo a describir la muerte? Sencillamente porque me rodea, me asecha, me acuna, me molesta, me intimida, me enloquece, me obliga a vivir, me encanta, me quita sin piedad lo querido , me promete descanso, enluta mi alma y al final, al final de todo....pretende seguir siendo tan solo … la muerte...
miércoles, 20 de febrero de 2008
Una frase semanal o.... trimestral....
Lo que a continuación les presento, amigos invisibles, no podría denominarlas frases, tampoco oraciones, son tan solo palabras que intentan, de manera forzosa, juntarse para darle sentido a una idea, en su esencia. No pretenden ser lógicas, pero se exponen al universo confrontándolo, por lo tanto, distan de ser humildes...
- Hay vivos que huelen a muerto y muertos que vivirán por siempre en la memoria de la humanidad...
- Las palabras descansan agazapadas en el mundo del silencio, alimentándose de su propia verdad...
- Un continuum devenir entre el amor y el odio, conforman las relaciones humanas, donde la neutralidad es parte de ese continuum...
domingo, 9 de septiembre de 2007
Voces del pasado
Es común, cuando la noche alza la luna en su punto mas cercano a las estrellas, cuando la mente humana busca el tan anhelado descanso, experimentar evidencias claras de una lucha interna por evitar encuentros con la mismidad. Es en esos momentos cuando no se logra que el sueño venza la necesidad de regresar al pasado, para discurrir sobre nuestras evocaciones. Entonces, sin poder evitarlo, nos reencontramos con el dolor vuelto imagen, el dolor hecho palabras. Son los fantasmas del ayer, trozos de vida que se han dejan flotando en los espacios de la reminiscencia o se sepultaron en las tumbas del olvido, para no hacer tan pesada la carga del día a día. Son mecanismos humanos para poder seguir viviendo, pero que no nos permiten volar, sentirnos libres. Al contrario, provocan una sensación de que le falta al yo parte de su propia esencia, pero ese algo no puede permanecer en el presente, sin demandar su resolución, hecho en si que seria mas doloroso que conservarlos escondidos, agazapados en la oscuridad del recuerdo. Son los soldados anónimos de batallas inconclusas, los miedos ancestrales frente a los cuales la mente programa su desaparición pero el corazón encubre, esperando el momento adecuado, para poder deleitarse con sus encuentros incestuosos, cada vez que la soledad de la noche, deja al descubierto la inseguridad del ser ante el silencio de la mismidad. Como una historia sin fin, sin tampoco tener claro como fue su comienzo, se fortalecen las cadenas invisibles con esas páginas de vida que intentamos cerrar, que ensombrecen el alma, pero que necesitamos poseer una y otra vez, porque a pesar de la autocensura, son la verdad sin la cual, dejaríamos de existir.
domingo, 10 de junio de 2007
Ven, Señor...
Ven Señor a mi rivera, en donde el agua fresca
calmará tu hoguera.
Ven Señor y permite a mis manos
calmar tus ansias.
Permíteme Señor ser, por un momento,
tu manantial risueño.
Confía Señor, en mi amor eterno.
Descansa tu hermosa cabeza
en mi humilde regazo,
que vacío se encuentra,
esperando tu divina presencia.
Por tan solo un instante, Señor amado,
ven a mi rivera a calmar tu hoguera
y llévate mi recuerdo, amor risueño.
Mi señor, mi hermano, mi hijo.
Mi dulce amigo, mi amor infinito.
Mi sueño, mi paz y mi silencio.
calmará tu hoguera.
Ven Señor y permite a mis manos
calmar tus ansias.
Permíteme Señor ser, por un momento,
tu manantial risueño.
Confía Señor, en mi amor eterno.
Descansa tu hermosa cabeza
en mi humilde regazo,
que vacío se encuentra,
esperando tu divina presencia.
Por tan solo un instante, Señor amado,
ven a mi rivera a calmar tu hoguera
y llévate mi recuerdo, amor risueño.
Mi señor, mi hermano, mi hijo.
Mi dulce amigo, mi amor infinito.
Mi sueño, mi paz y mi silencio.
sábado, 9 de junio de 2007
Otro regalo de Violeta Parra

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
Perfecto distingo lo negro del blanco,
Y en el alto cielo su fondo estrellado,
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
Graba noche y día grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
Me ha dado el sonido y el abecedario.
Con él las palabras que pienso y declaro,
"Madre,", "amigo," "hermano," y los alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados.
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón, que agita su marco.
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo.
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa, y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que forman mi canto,
Y el canto de ustedes que es el mismo canto.
Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
miércoles, 6 de junio de 2007
Semblanzas de un revolucionario
Muchos personeros de nuestro país se hallan intentando definir lo que constituirá el Socialismo del siglo XXI, conformando una ideología que se supone, más temprano que tarde, tendremos que aceptar los pobladores de esta hermosa Venezuela, seamos o no revolucionarios. Mientras eso ocurre, he decidido compartir algunas ideas construidas a través del tiempo, sobre el revolucionario, ese revolucionario que conocí en diversos espacios, vestido de docente, doctor, electricista, campesino… , ese revolucionario de la vida cotidiana.
Un revolucionario se esfuerza por construir un mundo mejor sobre las miserias humanas, un mundo donde hay espacio para todos, con sus particulares formas de comprender la vida, ya que la revolución es unidad y es esperanza
Un revolucionario es un servidor permanente de su pueblo, capaz de comprender la grandeza y la minusvalía humana, la pasión o la languidez de un sueño inconcluso por la soledad del hombre que no encuentra con quien compartir su vida.
Un revolucionado es humilde de palabra, ecuánime en sus decisiones, noble en sus acciones. Por no afectar su cometido, prefiere el anonimato, siendo reconocido, en muchas ocasiones, cuando ya su vida descansa, en el silencio de los inocentes.
Su misión se centra en luchar, con su pensamiento, conocimiento, creatividad, contra las circunstancias adversas que amenazan la libertad, la justicia, el respeto de la gente por la gente y por la naturaleza. Lucha por una sociedad justa, solidaria, que garantice la distribución equitativa de la riqueza, preocupándose porque se concrete en educación, trabajo, salud, bienestar, recreación, progreso, así como la transformación social y la transformación de la persona,
El lema del revolucionario es persistir en su protesta y en su acciòn contra lo establecido que agobia a su pueblo, sin sentirse un ser disyuntivo, ni superpuesto, ni superior, pues la petulancia, la arrogancia, la manipulación no forman parte de su sistema de valores, pero menos probable aún es que considere al otro como disociado, ni mucho menos un apatrida, oligarca, imperialista, ni ningún otro apelativo que descalifique al que considera su compañero, por el cual debe luchar más.
Un revolucionario plantea nuevos horizontes, sueña y trabaja por un mundo mejor, en una entrega total que asume las limitaciones como retos a superar e invita a compartir la tarea, con la única esperanza de cumplir con el deber que pauta su conciencia, la cual no difiere de la conciencia de su colectivo. La conciencia de su pueblo en el cual cree, sin juicios de valor.
Un revolucionario digno, rechaza la victoria del hombre sobre el hombre, la sumisión de las ideas sobre las ideas, los meros formalismos lingüísticos que catalogan a los seres humanos para profundizar en sus diferencias y disfrutar del poder. Cree en la revolución de la conciencia a través de la formación de un hombre colectivo e integral, reconociendo que ese proceso se inicia en él mismo, y lo fortalece para la misión a cumplir
Ciertamente, a mi creer, ser revolucionario constituye un proyecto integral de vida.
Un revolucionario se esfuerza por construir un mundo mejor sobre las miserias humanas, un mundo donde hay espacio para todos, con sus particulares formas de comprender la vida, ya que la revolución es unidad y es esperanza
Un revolucionario es un servidor permanente de su pueblo, capaz de comprender la grandeza y la minusvalía humana, la pasión o la languidez de un sueño inconcluso por la soledad del hombre que no encuentra con quien compartir su vida.
Un revolucionado es humilde de palabra, ecuánime en sus decisiones, noble en sus acciones. Por no afectar su cometido, prefiere el anonimato, siendo reconocido, en muchas ocasiones, cuando ya su vida descansa, en el silencio de los inocentes.
Su misión se centra en luchar, con su pensamiento, conocimiento, creatividad, contra las circunstancias adversas que amenazan la libertad, la justicia, el respeto de la gente por la gente y por la naturaleza. Lucha por una sociedad justa, solidaria, que garantice la distribución equitativa de la riqueza, preocupándose porque se concrete en educación, trabajo, salud, bienestar, recreación, progreso, así como la transformación social y la transformación de la persona,
El lema del revolucionario es persistir en su protesta y en su acciòn contra lo establecido que agobia a su pueblo, sin sentirse un ser disyuntivo, ni superpuesto, ni superior, pues la petulancia, la arrogancia, la manipulación no forman parte de su sistema de valores, pero menos probable aún es que considere al otro como disociado, ni mucho menos un apatrida, oligarca, imperialista, ni ningún otro apelativo que descalifique al que considera su compañero, por el cual debe luchar más.
Un revolucionario plantea nuevos horizontes, sueña y trabaja por un mundo mejor, en una entrega total que asume las limitaciones como retos a superar e invita a compartir la tarea, con la única esperanza de cumplir con el deber que pauta su conciencia, la cual no difiere de la conciencia de su colectivo. La conciencia de su pueblo en el cual cree, sin juicios de valor.
Un revolucionario digno, rechaza la victoria del hombre sobre el hombre, la sumisión de las ideas sobre las ideas, los meros formalismos lingüísticos que catalogan a los seres humanos para profundizar en sus diferencias y disfrutar del poder. Cree en la revolución de la conciencia a través de la formación de un hombre colectivo e integral, reconociendo que ese proceso se inicia en él mismo, y lo fortalece para la misión a cumplir
Ciertamente, a mi creer, ser revolucionario constituye un proyecto integral de vida.
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